Algunos pareceres de don Manuel Gómez Morin

Octubre 2021

Javier Brown César

La Nación

“Quien esculpió la frase «hacedor de historia» logró la más sencilla y perfecta descripción de un hombre que dejó su inteligencia sin límites y su amor inconmensurable a México”. Ese hombre fue don Manuel Gómez Morin, y quien así lo valora, con justa razón, es Alfonso Escárcega, autor de una obra entrañable llamada Anecdotario Chihuahuense de Gómez Morin.

El Anecdotario es una suma de vivencias que giran en torno a la personalidad del fundador del PAN. Dice Alfonso Escárcega: “Estamos tocando a la puerta de una casa de la calle de Londres… Fuimos recibidos con la proverbial cortesía de quien era la suma de todas las gentilezas: Gómez Morin”. De sobra es conocida la personalidad del oriundo de Batopilas, su sonrisa siempre presente, su proverbial inteligencia y su don de gente.

“La soberbia, la pedantería, el engreimiento, tan comunes en los políticos mexicanos, eran palabras que no existían en su diccionario... tenía el don, el insuperable don de saber tender puentes entre su alma y las almas rudas, analfabetas, que llegaban hasta él, para hacer algún comentario, simplemente para testimoniarle su afecto, o para pedirle algún favor”. Ese era don Manuel, una persona cercana a la gente, que con su ejemplo supo atraer a un grupo plural, diverso, de jóvenes, mujeres y hombres de bien que concurrieron a la fundación de Acción Nacional.

“Gómez Morin… tenía la rara, pero muy rara, rarísima virtud de escuchar y disculpar errores”. Esta cercanía con las personas, sumada a su bonhomía lo convertían en un auténtico imán que a todos atraía con su personalidad: “Entre la gente del pueblo había mucha, pero muchísima gente que lo quería y lo respetaba no en grado sumo, sino en grado «heroico»”.

Don Manuel nació en Mineral de Batopilas, Chihuahua, un 27 de febrero de 1897. Su vida temprana estuvo marcada por la tragedia: perdió a su padre cuando todavía no cumplía un año, y en 1901 salió de su pueblo natal, en un largo éxodo que terminó en la capital de la República, para nunca más volver.

Castillo Peraza describía así este éxodo de cerca de mil kilómetros y casi tres lustros: “La sierra azarosa y abrupta lo vio nacer, asomada por la barranca chihuahuense de Batopilas. Luego, después de perder a su padre, bajaría su sombra al pozo de las minas en Parral; miraría con ojos atónitos la cantera hecha verso de la catedral de Chihuahua y se sumergiría en la pródiga y jugosa tierra del Bajío, cerco de vida en torno de León, Guanajuato. Luego la capital y los libros, donde la inteligencia bebió para que el corazón procesara saberes y la conciencia discriminara sabores”.

El oriundo de Batopilas decía respecto a su pueblo natal: “¿Que si me acuerdo de las Barrancas? ¡Las veo imponentes, majestuosas, retadoras! Pero oiga usted, creo que las llevo dibujadas en mi memoria y en el alma, más que nada por las constantes descripciones que me ha hecho mi madre en las veladas hogareñas”. Su madre, Concepción Morin del Avellano, fue siempre guía e inspiración, fue ella la que, preocupada por el desarrollo del pequeño, emprendió el largo éxodo, en una travesía por la Sierra Rarámuri, que entonces era una auténtica y prodigiosa hazaña: “Yo salí de Batopilas a los tres o cuatro años y aunque creo conservar vivos recuerdos del pueblo, de las barrancas y del río, así como de numerosas personas, son el eco de las conversaciones muy frecuentes de mi madre”.

Además de hacedor de historia, Gómez Morin fue creador de instituciones y legislador ciudadano: nunca ocupó una silla curul como representante popular, dos veces intentó y las dos veces la Cámara de Diputados perdió a un supremo legislador. Comenta Alfonso Escárcega la siguiente anécdota: - ¿Es verdad que hizo muchas leyes? -Tantas que se pierde la cuenta… entre otras la Ley de Crédito Agrícola, la Ley de Liquidación de los Antiguos Bancos de Emisión… la Ley que creó el Banco Nacional de Crédito Agrícola, la Ley de Instituciones de Seguros y el Primer Proyecto de la Ley del Seguro Social”.

La mecánica del fraude orquestado por el partido oficial marcó las primeras campañas de Acción Nacional, desde la heroica y testimonial de Carlos Zorrilla en Tampico en 1940, hasta el monumental fraude contra Francisco Barrio en Chihuahua en 1986, pasando por el brutal ataque a don Manuel cuando, ante el Colegio Electoral, defendió su triunfo en una diputación federal. De entonces es esta anécdota célebre: “el licenciado Alejandro Gómez Maganda, que tenía a su cargo impugnar «el caso» del maestro, en un arrebato de estupidez… le lanzó este dardo, que posiblemente para el guerrerense era un insulto: “Tú eres hijo de español”. Y Gómez Morin, que para algo era un sujeto de casta, con voz alta y fuerte, contestó de inmediato: “¡Si vieras qué hermoso es saber quién es el padre de uno!”.

Y agrega el autor del Anecdotario: “Nunca conocí a un hombre tan sencillo ni tan humano… Hago ahora una relación… de las ciudades y pueblos chihuahuenses a donde tuve ocasión de acompañarlo, en sus recorridos políticos: Chihuahua, Cuauhtémoc, Madera, Matachi, Parral, Camargo, Guerrero, Delicias, Jiménez, Rosales, Saucillo, Ojinaga, Meoqui, Santa Isabel (General Ángel Trías), Santa Eulalia (Aquiles Serdán), Valle de Allende, San Francisco del Oro, Santa Bárbara y muchas otras más”.

Don Manuel fue una persona incansable, un tenaz incorregible, que con su personalidad marcó para siempre al Partido con la indeleble huella de la resistencia, de la fortaleza y de la lucha denodada contra las constantes adversidades. En sus recorridos por todo el país fue incansable, pero siempre se le negó la posibilidad de regresar a su lugar de origen.

Cuenta Alfonso Escárcega la siguiente historia: “En el año 1971, poco antes de que volviera «al regazo del padre», según me aseguran amistades suyas, muy estrechas e incapaces de mentir, proyectó «volar» en una avioneta al sitio que lo vio nacer… El destino se encargó de que el sueño bizarro se convirtiera, otra vez, en humo amargo…” El 19 de abril de 1972, Gómez Morin falleció.

El fundador de Acción Nacional nunca regresó a la tierra que lo vio nacer, esa tierra que hoy, en un justo homenaje a una de las personalidades más grandes y extraordinarias de Chihuahua y de México, se llama Batopilas de Manuel Gómez Morin.

 

Twitter: @JavierBrownC

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