Meméxico lindo y…

Marzo 2022

Sergio Rodríguez Colín

La Nación

Los ojos del mundo, incluido México, están puestos en la guerra Rusia-Ucrania. Sin embargo, cabe señalar que nuestro país vive su propia guerra, aquella que los grupos delincuenciales protagonizan día a día en estados como Michoacán o Zacatecas, y que ha provocado miles de desplazados de estas entidades federativas.

Lo ocurrido en Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán, es una muestra de la “guerra mexicana” que viven diariamente los pobladores de varios estados del país. Las imágenes de los enfrentamientos entre los grupos delincuenciales no distan mucho de las que llegan de Ucrania, en donde se ven tanques y armas largas, con la diferencia de que los criminales mexicanos usan tanques “artesanales” para combatir a sus rivales.

Los muertos en Michoacán, en lo que va de marzo, suman ya 87, es decir, un promedio de ocho asesinatos diarios. Esta cifra coloca a la entidad como una de las más peligrosas de México, a pesar del despliegue que han hecho en la entidad el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, quienes se han limitado a ser meros observadores de esta horrenda guerra.

Pero la “guerra mexicana” no sólo se limita a la batalla entre delincuentes, también ha alcanzado a funcionarios públicos, sobre todo a presidentes municipales, quienes son amenazados y/o asesinados en plena vía pública, a escasos metros de las sedes de los ayuntamientos, tal y como sucedió con el alcalde de Aguililla, Michoacán, César Arturo Valencia.

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Con este lamentable fallecimiento suman ya 16 presidentes municipales muertos en lo que va del sexenio de López Obrador, quien, cabe decirlo, no tiene o no quiere tener claridad de la gravedad de la situación y del innegable avance de la delincuencia organizada.

Lo anteriormente descrito, a lo que se suma el fusilamiento y desaparición de 15 personas en San José de Gracia, Michoacán, es resultado de una pésima estrategia de seguridad por parte del Gobierno federal. Los pretextos se le acaban a la administración morenista y la violencia va en aumento.

Los mexicanos no debemos conformarnos con las respuestas banales del presidente: “estamos trabajando”, “no habrá impunidad”. La impunidad se vive diariamente al ver a miles de familias zacatecanas dejar sus hogares y pertenencias ante las amenazas de los delincuentes, quienes bajo el cobijo del gobierno se apropian de poblados enteros para el trasiego de drogas.

Es hora de exigirle al tabasqueño acciones concretas que le devuelvan la paz a México y terminen con esta “guerra mexicana” que afecta a los que menos tienen. Es hora de que termine la complacencia y la pasividad de López Obrador para enfrentar a los criminales, es hora de terminar con la estrategia estúpida de “abrazos no balazos”.

Por el bien de México y sus habitantes es hora de que el presidente rinda cuentas en materia de seguridad y corrija el rumbo. Ya no hay pretextos, las familias de los miles de muertos, desaparecidos y desplazados lo exigen ya. Es momento de enfrentar con DECISIÓN a la delincuencia.

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