Chile

Abril 2023

Julio Faesler Carlisle

La Nación

La reciente aprobación de la Ley de Reforma Laboral es un triunfo para el joven presidente chileno, Gabriel Boric, que apenas hace 10 años era líder estudiantil de izquierda. De una generación de políticos jóvenes que, descontentos con la evolución del país en las últimas tres décadas, promete avanzar hacia un Estado de bienestar con una fuerte agenda social. De 36 años de edad, Boric es el primer presidente que no pertenece a uno de los partidos tradicionales que han gobernado el país desde el retorno a la democracia en 1990.

Con la participación electoral más alta desde la elección presidencial de 2013, primera con voto voluntario, y una inesperada diferencia de casi 12 puntos porcentuales, Gabriel Boric de una coalición del Partido Comunista y del Frente Amplio, superó al abogado de derecha radical José Antonio Kast.

La centroizquierda y la centroderecha se alternaron el poder con Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) y dos con Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018 hasta la fecha). Boric se presentó con una agenda diseñada para atender demandas sociales. Una de las reformas prioritarias del joven presidente fue reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas a la semana. Esta acción puede parecer contraria a la necesidad de aumentar la producción, sea industrial o de cualquiera otra índole, a través de esfuerzos mayores. Hoy día esa visión no siempre es la más importante.

Las razones son varias: hay que hacer más atractivo el trabajo en tiempos de realizar tareas en casa. Hay necesidad de ocupar las reservas de trabajadores que hay particularmente en sociedades en que más de la mitad de la población es menor a 30 años, de ahí que reducir la jornada laboral es multiplicar empleos.

La reducción de horas de trabajo es un reclamo secular, sólo hay que comparar horarios a principios del siglo XX y las presiones sindicales por acortarlas. Hay otras consideraciones como la inclusión cada vez mayor de la mujer en la actividad laboral formal, lo que plantea la necesidad de proveer la atención a la población infantil, que es el dilema entre el costo de atención pública o recortando horarios de trabajo.

El paquete de reformas que Gabriel Boric receta al pueblo chileno incluía la iniciativa de diputadas comunistas en 2017 que, estancada en el Senado por cuatro años, ahora el Congreso chileno aprobó por 127 votos a favor, 14 en contra y tres abstenciones, para reducir en los próximos cinco años la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. Es la segunda vez que Chile reduce su jornada laboral: en 2005, de 48 a 45 horas.

Tras 200 sesiones del “diálogo social” entre trabajadores y empleadores de grandes, medianas y pequeñas empresas, y el gobierno, las cámaras empresarias introdujeron gradualidad y flexibilidad, calificaron de positivo el proyecto, aunque algunas advirtieron, “no todas (las empresas) serán capaces de resistir” porque los costos de producción podrían subir un 10 por ciento por contratación de más mano de obra, y el 6 por ciento por el proyecto de pensiones a cargo del empleador. La iniciativa pide ampliarse a funcionarios públicos y las Fuerzas Armadas.

Descrita como un proyecto “profamilia para el buen vivir de todos y todas”, la ley deja a las mujeres que trabajan tiempo para dedicar a sus familias y autoriza a padres y cuidadores de menores de 12 años anticipar o retrasar hasta dos horas el ingreso o salida de sus trabajos.

El gobierno indica que “dejar de vivir para trabajar” hace trabajadores “más descansados y felices” y lleva a una mayor productividad.

Las profundas transformaciones que el presidente electo quiere implementar se enfrentarán a grandes desafíos, como mantener el apoyo de la coalición electoral que lo llevó al poder, gobernar sin mayoría en el Congreso, establecer un puente de diálogo con el empresariado y navegar un probable frenazo económico. No sorprende que Boric ha sufrido ya derrotas en cuanto a la nueva Constitución que propuso y también una reforma fiscal.

A este respecto se propone aumentar la recaudación fiscal en 5 por ciento del Producto Interno Bruto en cuatro años para financiar reformas sociales, bajo un compromiso de “responsabilidad fiscal” y gradualidad en la aplicación de los cambios. Esto implica subir impuestos a los superricos, a las empresas, a los combustibles, establecer un ingreso base a las empresas mineras y bajar el impuesto al consumo (IVA).

Se pretende hacer una profunda reforma en materia de pensiones con una institución pública autónoma mixta y crear gradualmente una Pensión Básica Universal (PBU)

Boric pretende aumentar el gasto público en salud en 1.5 por ciento del PIB y eliminar gradualmente el actual sistema de seguros privados de salud para transformarlo en un Fondo Universal de Salud (FUS) que financie la atención de salud en centros públicos y privados.

Se propone una política migratoria regular, ordenada y segura que respete los pactos internacionales con firme enfoque de derechos humanos. Empadronar a los indocumentados y evaluar su situación caso a caso para así mejorar las condiciones de asentamiento de los migrantes y asegurar el bienestar de las comunidades donde llegan a vivir.

Se busca fortalecer la educación pública, mejorar las condiciones laborales de los profesores, condonar las deudas educativas con pagos a largo plazo por parte del Estado y crear un nuevo sistema de créditos hasta alcanzar la gratuidad universal.

Una Comisión Calificadora Permanente revisará casos de violaciones de derechos humanos ocurridas en el régimen de Pinochet, crear el Ministerio de Seguridad, Protección Civil y Convivencia Ciudadana con la Intervención urbana en territorios donde se concentra el narcotráfico y la violencia. Boric propone un nuevo sistema de control de armas y municiones, y reforzar la subordinación de los Carabineros al poder civil.

Estos nuevos pasos hacia un país más consciente de valores familiares está en concordancia con los principios de trabajo digno y decente de la OIT, que hace varios años la encabezaba Juan Somavía. A su vez, la nueva fórmula refleja el pensamiento de Alicia Bárcena directora de CEPAL que promueve la innovación a nivel de empresas como factor clave para aumentar la productividad, para escapar de la trampa del ingreso medio que afecta a muchos países de la región latinoamericana.

La mayor concentración de la riqueza en el mundo es preocupante. El Credit Suisse Research Institute (CSRI) dice que el 1 por ciento de los hogares más ricos del mundo posee la mitad de la riqueza del globo. La riqueza mundial total ha llegado a 280 trillones de dólares y es 27 por ciento más alta que una década atrás.

Boric entra con ímpetu juvenil al Palacio de la Moneda. Pero hay que recordar que la política chilena cuenta con avezadas figuras como los dos presidentes Frei, Alessandri, Aylwin o Bachelet, y que sufrió la dictadura de Pinochet que derrotó al régimen socialista de Allende.

Las propuestas como las de Gabriel Boric, actuales y dinámicas, urgen tanto en Chile como en México y toda América Latina. Son de inmediato interés para nosotros que, a partir de octubre de 2024, habremos de afrontar desde el PAN con respuestas humanistas y eficaces que desde ahora hay que tener listas.

 

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