Editorial

Febrero 2017

Maricarmen Rizo

La Nación

Por Ricardo Anaya Cortés. Acción Nacional comenzó este 2017 celebrando con éxito su XXIII Asamblea Nacional. El 22 de enero, los panistas ratificamos a los 300 integrantes del Consejo Nacional, electos para el periodo 2017 – 2019,  y refrendamos, al mismo tiempo, nuestro compromiso con el Partido y con el país. México necesita a Acción Nacional;  necesita al partido unido y fuerte que sea expresión de las mejores causas ciudadanas y baluarte de la dignidad nacional. Junto a las tareas cotidianas, se imponen hoy tareas ingentes en materia de  defensa de los derechos de los mexicanos, dentro y fuera de nuestras fronteras. En Acción Nacional no tenemos miedo. Por eso hemos acudido personalmente a los Estados Unidos, a tender la mano a nuestros paisanos y a decirles que no están solos. México cuenta con el PAN. Estamos a favor de cerrar filas para fortalecer la unidad nacional en esta hora crucial. Pero la unidad nacional no implica, por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, renunciar a nuestra obligación moral de ser una oposición crítica frente a un gobierno que, claramente, le ha falllado a los mexicanos. Sabemos luchar y sabemos ganar. El 2016 será recordado en la historia de  nuestro Partido como un año de triunfos electorales contundentes. Esos triunfos se van a repetir en 2017.  Para lograrlo me comprometo a trabajar todos los días, sin distracción alguna. Sacaremos adelante las elecciones de Coahuila, Nayarit, el Estado de México y Veracruz. El camino de regreso a la Presidencia de la República está trazado  y está a unos pasos. Los daremos con firmeza, confiados en nuestros principios y valores, y de la mano de los millones de ciudadanos que anhelan el cambio. La condición primordial para cumplir esta meta es la unidad de todos los panistas. Unidad en torno a nuestro proyecto de nación, que es más grande que nuestros intereses personales o de grupo, y que está basado en tres grandes ejes: Primero, luchar contra la pobreza, la desigualdad y los privilegios de unos cuantos, para alcanzar la auténtica igualdad de oportunidades. Segundo, acabar con la impunidad para vivir en un auténtico Estado de Derecho. Y tercero, seguir luchando contra la corrupción y seguir gobernando con honestidad y transparencia, porque quien roba desde el gobierno no se roba unos pesos o unos millones, se roba la esperanza y el derecho de la gente a una vida mejor. Es hora de recordar quiénes somos, y de recordarle al mundo que México es una nación fuerte, digna y respetable. No dejemos que la realidad nos avasalle, por dura que sea. Seamos, hoy como nunca, la fuerza de la democracia y el faro del ideal que nuestro país necesita. Juntos saldremos adelante.  

Ricardo Anaya Cortés