Energías Renovables: ¿se le fue el tren a México?

Julio 2015

Sergio Rodriguez

La Nación

sexis o atractivos política o mediáticamente, aunque las consecuencias de no atenderlos sean gravísimas. Eso pasó con el paquete verde en México, que buscaba complementar la reforma energética con la ley de transición en la materia, para que no fuera sólo una legislación petrolera y que en las leyes secundarias se incluyera a las energías renovables -solar fotovoltaica, eólica, geotérmica, biomasa e hidráulica renovable- y sus beneficios. En diciembre de 2014 se aprobó la Ley de Transición Energética (LTE) en la Cámara de Diputados y se turnó a la de Senadores pero acabó el periodo legislativo y se quedó en la congeladora, dejando pasar la oportunidad de emigrar de la era del petróleo a la de las energías renovables y tener un futuro más sustentable para enfrentar con mayor entereza nuestros retos ambientales y energéticos. A pesar de las graves implicaciones por no aprobar el paquete verde, muy pocos nos enteramos y, de hecho, fue gracias al liderazgo, compromiso y dedicación de la Coordinación de Proyectos de Clima, Energía y Medio Ambiente de la Fundación Konrad Adenauer (KAS) con sus esfuerzos para debatir el asunto y la publicación del libro Energías Renovables. La reforma energética del Siglo XXI, que supe de los riesgos que le esperan a México ante esta terrible omisión. La obra se desarrolló como un esfuerzo conjunto de la KAS y Sinergia por el Medio Ambiente (legisladores, funcionarios, activistas y expertos panistas) y pretende generar consciencia sobre el tema y la necesidad de tomar acciones inmediatas. Ahora la pregunta es ¿por qué es tan importante la LTE? Para responderlo compartiré tres reflexiones generales para que nos involucremos en la agenda verde de nuestro país, comenzando con las energías renovables. Primero, los precios del petróleo van a la baja y las energías renovables se vuelven cada vez más atractivas, desplazando a los combustibles fósiles en todo el mundo, además, nuestras reservas petroleras probadas nos durarán poco más de 20 años, ya que para 2030 se proyecta que se habrá terminado el petróleo de fácil extracción y más barato. Los bajos precios del petróleo también nos han afectado porque, para el 24 abril de 2015, el barril mexicano llegó a los 54.65 dólares, que equivale a una caída de 43 por ciento con relación a los 96 dólares que costó el mismo mes de 2014, lo que nos indica que si continúa la misma tendencia -de un precio menor a los 60 dólares por barril y con una producción de 2.35 millones de barriles diarios- las contribuciones petroleras en México pasarían del 16 por ciento del presupuesto federal en 2016 al 8 por ciento en 2020, mientras que se calcula que para 2030 el 20 por ciento de la energía global provenga de fuentes renovables, lo que nos debería de motivar a dar el salto[1]. Segundo, ser ambientalmente responsables da beneficios económicos. De acuerdo al estudio “Plan integral para el desarrollo de las energías renovables en México 2013-2018” de PwC, si en nuestro país se llegaran a generar 10 mil gigavatios por hora (GWh) a través de energías renovables, al año se daría un incremento en el Producto Interno Bruto (PIB) de 346 mil millones de pesos, se podrían crear hasta 15 mil empleos y se lograría una recaudación fiscal de 23 mil millones de pesos[2]. En la obra se expone clara y detalladamente el caso de Alemania y los resultados que ha tenido, llamando la atención que la Energiewende o la transición energética alemana ha dado frutos ambientales y económicos porque en 15 años, entre otros alcances, han logrado que el 30 por ciento de su generación eléctrica provenga de la energía solar y eólica, mientras que, en el otro rubro, vemos que en 2006 se crearon 160 mil nuevos empleos y para 2010 el número subió a 367 mil personas que fueron contratadas por las compañías de energías renovables[3]. Con la Energiewende los precios de la energía solar han bajado en 80 por ciento y la eólica en 55 por ciento en Alemania, por lo que la energía de cero carbono es más competitiva que la de los combustibles fósiles[4]. México tiene un enorme potencial y debería de adentrarse en las energías renovables puesto que, por nuestras condiciones y recursos, somos el país de América Latina que más puede brillar y aun así estamos dejando ir la oportunidad de tomar el liderazgo y los beneficios que conlleva una agenda verde en materia energética. Tercero, México ha sufrido fuertemente las consecuencias de los gases de efecto invernadero con el cambio climático. En 2011 y 2012 nuestro país tuvo su peor sequía en 70 años, que afectó al 90 por ciento del territorio; el número de fenómenos hidrometeorológicos aumentó de 300 en la década de los 70 a mil 200 eventos reportados en 2008; mil 385 municipios, con 27 millones de habitantes, han sido afectados por el cambio climático y, de acuerdo al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), se estima que para 2050 se dé una pérdida de la tierra cultivable de entre 13 y 27 por ciento[5]. La aprobación de la LTE representaba un gran paso para la transición energética y la protección del medio ambiente, porque de todas las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) –los que ocasionan el cambio climático- como el Bióxido de Carbono (CO2), el Metano o el Óxido Nitroso en México en 2010, casi el 22 por ciento provino de la generación de energía y para acortarlo un poco más, el segundo sector que más aporta a la emisión de GEI es el eléctrico por la quema de combustibles[6]. Por ello, la LTE aprobada en la Cámara de Diputados establece que las metas en los montos mínimos para la participación de energías renovables quedarían de la siguiente forma: 25 por ciento para 2018; 30 por ciento para 2021; 35 por ciento para 2024 y 60 por ciento en 2050, combatiendo el cambio climático. El paquete verde conjunta una combinación en la que se promueve el desarrollo sustentable, la inversión y al mismo tiempo el cuidado del medio ambiente y el combate al cambio climático. Tomemos consciencia porque México tiene la posibilidad de adentrarse de lleno en una nueva era energética, dejando atrás los combustibles fósiles para utilizar las energías renovables, siendo responsables ambientalmente pero a la vez atrevidos y teniendo altura de miras, si no tendremos el riesgo de que, una vez más, el tren del progreso y la sustentabilidad se pase de largo y lleguemos 20 años tarde, después de haber desperdiciado el momento idóneo y nuestro potencial energético, así como causando daños irreparables al medio ambiente. [1] César Barbosa, “Analistas prevén el fin del furor petrolero”, 24 horas, 27 de abril de 2015. [2] Francisco Muciño, “México le da la espalda a las energías renovables”, Forbes México, 19 de mayo de 2015. [3] Janina Grimm-Huber, “El cambio energético en Alemania”, en  Energías Renovables. La reforma energética del Siglo XXI, Ed. Fundación Konrad Adenauer, 189 (México, DF: 2015). [4] Redacción, “Energías renovables, energía solar y eólica, sustituyen a la energía nuclear en Alemania”, Revista Eólica y del vehículo eléctrico, 9 de mayo de 2015. [5] Janina Grimm-Huber, Climate change and Mexico’s particular vulnerability, Climate Report 2014: Energy and climate change worldwide, Konrad Adenauer Stiftung, 168. [6] María Isabel Ortíz, “Las razones éticas, sociales y económicas de la transición energética”, en  Energías Renovables. La reforma energética del Siglo XXI, Ed. Fundación Konrad Adenauer, 11 (México, DF: 2015).