Editorial

Diciembre 2014

Maricarmen Rizo

La Nación

Cumplimos juntos un año más de esfuerzo y esperanza. El 2015, año electoral, incidirá en el destino de nuestro país, ahora como nunca antes en nuestra historia los militantes vivimos momentos que nos demandan arduo trabajo, gran compromiso, responsabilidad y generosidad con nuestro Partido; es tiempo de unidad y de ver el futuro con esperanza. Estoy seguro que refrendaremos algunos estados, municipios y curules, y también ganaremos otros más, pero es necesaria la unidad, son tiempos de competencia y de definiciones; como mexicanos hemos vivido días inquietantes, la paz social se ha visto alterada, la raíz está en la corrupción, por ello es agenda prioritaria nuestra propuesta del Sistema Nacional Anticorrupción. Pero el buen juez por su casa empieza, así que haremos nuestro esfuerzo máximo por postular a gente de bien, a las mejores mujeres y a los mejores hombres para ocupar los cargos de elección popular. Ya estamos listos para organizar las elecciones con la integración de la Comisión Organizadora Electoral. Vamos a privilegiar el voto de los militantes, la democracia es el mejor camino para elegir a candidatas y candidatos. La unidad de Acción Nacional, partido de ciudadanos libres, se funda en la coincidencia de sus miembros en los principios de doctrina, cuyo eje es la dignidad de la persona humana; en los valores morales que animan su conducta, tales como la solidaridad y la justicia y en las metas que el Partido persigue, particularmente el bien común. Cabe recordar que en 1926, Manuel Gómez Morin afirmó certeramente: “el deber mínimo es el de encontrar, por graves que sean las diferencias que nos separen, un campo común de acción y de pensamiento, y el de llegar a él con honestidad, que es siempre virtud esencial y ahora la más necesaria en México”. La unidad se fortalece cuando se respetan las opiniones que, sin cuestionar nunca los principios y valores que por su misma naturaleza son inmutables, difieren de las de la mayoría y proponen, con respeto y civilidad, rumbos de acción distintos. Todas esas opiniones, si son expresadas ante las instancias competentes y por las vías adecuadas, contribuyen al perfeccionamiento del conjunto y fortalecen la institución. La unidad verdadera es la unidad de las convicciones, de las decisiones y de las acciones. Tenemos grandes retos por delante, por eso los invito a que juntos participemos en este proceso interno con verdadero ánimo de saber qué partido queremos tener. Somos la esperanza y la alegría; nuestra tarea está afuera, debemos convencer a ciudadanos y estoy seguro que lo vamos a lograr y obtener los mejores resultados.  

Ricardo Anaya Cortés