Democracia sin demócratas
“Se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”.
Winston Churchill
Agosto 2023
Carolina Beauregard
Para vivir en democracia no basta con tener formalmente un sistema político que organice elecciones para elegir representantes, no basta con la división de poderes y tampoco basta con el reconocimiento en la ley de derechos humanos y libertades fundamentales como libertad de prensa, expresión, asociación, religión, etcétera.
Para vivir en democracia se necesitan demócratas, es decir, ciudadanos con una cultura política y valores cívicos que sostengan el sistema, en donde haya voluntad y convicción de cumplir las normas dictadas por la mayoría.
Un demócrata acepta las reglas del juego y practica los valores democráticos de respeto, tolerancia y diálogo. El reto es aceptar la derrota y aprender de ella.
En la política, pero también en el ámbito privado, se pone de manifiesto la poca cultura democrática como forma de relacionarse en nuestro país. No importa el nivel socioeconómico ni la relevancia de lo que se elija, después de una elección para presidente de colonia, club u organización, sobran los inconformes con el resultado, alegando fraude y trampas para justificar la queja.
Y sí, en un país con instituciones cada día más débiles y opacas, sembrar la duda de la desconfianza es muy sencillo; como dicta la máxima; calumnia, que al final algo queda.
De acuerdo al Latinobarómetro 2023 titulado “La recesión democrática en América Latina”, la valoración de la democracia en México ha disminuido y de manera alarmante ha aumentado la tolerancia al autoritarismo, sin embargo, la crisis de la democracia también es regional, sólo el 48 por ciento de los latinoamericanos apoyan la democracia, lo que es 15 por ciento menor al mismo indicador que en 2010.
En apenas 13 años, como concluye Latinobarómetro, el desplome de la confianza en la democracia es evidente y sus principales causas son la corrupción, la distribución inequitativa de la riqueza y el poco crecimiento económico, que se agudizó con la pandemia, es decir, la democracia no ha resuelto las principales demandas ciudadanas.
La democracia como sistema de gobierno no puede ser un cheque en blanco, los ciudadanos esperan soluciones de un sistema político eficiente. La democracia debe garantizar impartición de justicia y mejora en la calidad de vida, no sólo libertades.
México y Latinoamérica deben voltear hacia los ciudadanos que gritan de manera desesperada que no ven los beneficios de vivir en democracia.
Según la Organización Impunidad Cero, en México la probabilidad de que un delito sea resuelto es de0.9 por ciento, de cada 100 delitos que se cometen, sólo 6.4 se denuncian y de cada 100 delitos que se denuncian, sólo 14 se resuelven.
Menos de 1 por ciento de probabilidad de resolver un crimen en un país con sed de justicia, en donde este gobierno ha roto récord de homicidios, desaparecidos y feminicidios.
El peor escenario está muy cerca sino es que ya llegó: vivir en una democracia formal y en una anarquía en los hechos, en donde nadie confía, no sabe perder, desprecia la ley y quiere imponer su voluntad.
Y es que el mejor ejemplo del ciudadano que menosprecia la democracia y sus instituciones, es el mismo que se proclamó presidente legítimo en 2006 y que es beneficiario directo de una ciudadanía más tolerante a un régimen antidemocrático.
Aún estamos a tiempo, el 2024 es crucial y el reto es recuperar la confianza de los ciudadanos. El #FrenteAmplioPorMéxico es una gran oportunidad para construir ciudadanía, despertar la esperanza y encabezar el primer gobierno de coalición de la historia, que le resuelva sus problemas a la gente y reconcilie a nuestro país.
Carolina Beauregard es Diputada Federal por Puebla Capital.
X: @CaroBeauregard