Editorial

Mayo 2016

Maricarmen Rizo

La Nación

Por Ricardo Anaya Cortés. El 18 de mayo falleció don Luis H. Álvarez. Su partida llena de dolor al panismo y a México. Don Luis, como cariñosamente le llamábamos, es una de las más grandes figuras de la historia reciente de nuestro país, sin la cual no se entendería la transición hacia la democracia. Don Luis, nacido en Camargo, Chihuahua, el 25 de octubre de 1919, se acercó al Partido Acción Nacional por invitación directa de su fundador, Manuel Gómez Morín, y fue candidato de nuestro Partido a gobernador de Chihuahua (1956) y a la Presidencia de la República (1958). Fue electo presidente municipal de Chihuahua (1983-1986), y se desempeñó como presidente nacional del PAN (1987-1993), senador de la República (1994-2000), Coordinador del Diálogo para la Paz en Chiapas (2000-2006) y Comisionado para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (2006-2009). Bajo su liderazgo, el PAN obtuvo el reconocimiento de sus primeras victorias electorales en las gubernaturas de los estados, concretamente en Baja California (1989), Guanajuato (1991) y Chihuahua (1992). Asimismo, don Luis convirtió a Acción Nacional en un actor protagónico en las reformas electorales que permitieron la transición a la democracia en nuestro país, entre ellas la que llevó a la creación del Instituto Federal Electoral en 1989. Las batallas emprendidas por don Luis para defender la democracia, serán recordadas por siempre en la historia de nuestro México, como la caravana que en 1956 encabezó de Chihuahua a la Ciudad de México, por el fraude electoral en su estado natal, o la heroica huelga de hambre de más de 40 días, que realizó nuevamente en protesta por el fraude electoral de 1986 en Chihuahua. Además, don Luis fue un activo promotor de los derechos humanos, en particular de los pueblos indígenas. Prueba de ello son sus libros Corazón indígena y Lucha y esperanza de los pueblos originarios de México. También es autor de Medio siglo y de La política: júbilo y esperanza, libro presentado apenas en 2014, en el que recoge su correspondencia personal con don Manuel Gómez Morín. En 2010 Don Luis recibió la presea Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República. Su dilatada y amorosa labor en Acción Nacional, hace de Don Luis una figura central de nuestra historia. Claramente fue protagonista de las tres grandes etapas en la trayectoria del partido. La primera, la lucha como oposición, esa “larga caminata por el desierto” del régimen autoritario. La segunda, como Dirigente Nacional del PAN, la etapa de los grandes acuerdos políticos, de las grandes reformas que preparan la transición, y que permiten al PAN ganar la elección presidencial en el año 2000. Y la tercera, la etapa de la consolidación del PAN en el gobierno. Cuánta falta nos hace don Luis en este 2016, y qué lástima que se nos haya adelantado antes de ver, en el 2018, el regreso del PAN a la Presidencia de la República. Nos queda su legado, y en su nombre, con su ejemplo, seguiremos luchando por construir una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos.

Ricardo Anaya Cortés