El legado que nos dejó la reina de Inglaterra
Septiembre 2022
María Elena Álvarez de Vicencio
El 6 de febrero de 2022 se celebraron, en varios países del mundo, los 70 años del reinado de Isabel de Inglaterra, la Monarca del Reino Unido, y el pasado 8 de septiembre de este mismo año murió a los 96 años.
Isabel de Inglaterra fue una mujer cuya vida es un ejemplo para las mujeres del mundo. Ella se condujo en todo momento de acuerdo con la legalidad, la honestidad y con gran generosidad para servir a su patria y mantener unida a su familia.
Nació en Londres el 21 de abril de 1926. Como Monarca fue a su vez la Gobernadora Suprema de la Iglesia de Inglaterra. Durante la II Guerra Mundial cooperó en el servicio territorial, como auxiliar en la rama femenina del Ejército Británico.
Contrajo matrimonio con el Príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, con quien tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. Con él vivió 74 años hasta su muerte, la cual ocurrió dos meses antes de cumplir cien años.
Encabezó la Comunidad de Naciones y reinó en los siete países pertenecientes a la misma: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán. Fue coronada en Londres, Inglaterra, el 2 de junio de 1953.
En México la recordamos con admiración y afecto. Hace algunos años pasaron en la televisión capítulos de su vida y fue así como la conocimos. Supimos que recién casada había acondicionado, junto con su esposo, una casa en la que vivirían. Tenían planes para formar una familia, educar a sus hijos y verlos crecer. Isabel era hija del Rey de Inglaterra, pero no era la heredera del trono, lo era su tío, el hermano de su padre el que debía sucederlo en el trono.
Se habían instalado en su casa cuando se enteran que su tío renunció al trono porque su matrimonio con Walis Simpson no era aceptado para que él ocupara el trono, así que, al morir su padre, Isabel debería ocuparlo, lo cual no tardó en suceder. Lo primero que tuvo que hacer, con gran dolor, fue dejar su casa que había remodelado a su gusto y cambiarse al Palacio Real.
Instalados ya en Palacio, ella trata de convencer a su esposo que esto no debería afectar su relación y se esforzó por hacer que así fuera. Convinieron en que él se dedicaría a las naves aéreas, que era su gran interés y ella pidió que llamaran a un Maestro para actualizarse. Cuando llegó el maestro le preguntó: ¿cuál es el asunto que le inquieta? Y ella le dice que sólo la enseñaron a leer y escribir, y después se había dedicado a la pintura, el bordado y la música, así que le inquieta todo, quería ser una Reina capaz, informada y cumplida, y a la vez conservar a su familia unida y feliz.
Recibiendo sus clases y atendiendo a su esposo llegó su primer hijo, el cual sería el futuro heredero del trono. Las normas de la realeza tenían gran rigidez y una de ellas era que el heredero no se podía relacionar con personas que no tuvieran un título de cierto grado, así que el padre del niño no podía acercarse a él porque no contaba con ningún título. Esto que parecía una tragedia fue solucionado de inmediato por su esposa, quien solicitó que le otorgaran un título a su esposo. La inteligencia y madurez de Isabel logró que su matrimonio no se viera afectado y siempre estaba pendiente de atender a su esposo y hacerlo sentir bien y seguro.
Cuando tuvieron que decidir sobre la escuela a la que deberían asistir sus hijos, la opinión de la mamá era diametralmente opuesta a la que opinaba el papá. Respetó la decisión de su esposo y en el primer año él reconoció que estaba equivocado y corrigió, pero no se alteró la buena relación entre los esposos.
La atención de su familia no le impidió cumplir su papel como una de los mejores monarcas. Amó el deber y lo que significaba ser reina. Fue mundialmente reconocida. Le llamaban “Alteza Real”, “Princesa Real”, “Su Majestad la Reina”. Sobre su vida hicieron una película, la cual ganó el Oscar. El Reino Unido imprimió su efigie en billetes y monedas. En México vimos su vida trasmitida en una serie de televisión.
Recordar esta historia puede ayudarnos a pensar que cada persona, de cualquier condición o circunstancia, puede hacer de su vida un medio para salir adelante ante las dificultades, de cualquier clase que se nos presenten y que podemos hacer de nuestra vida un éxito, a pesar de las circunstancias adversas que puedan ocurrir, si somos capaces de actuar siempre con legalidad, honestidad y generosidad.