El remedio de Nayib Bukele
Marzo 2024
Julio Faesler Carlisle
El Salvador, después de ser parte de la Capitanía General de Guatemala, fue, hasta 1822, parte del Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide. La presencia de México nunca ha faltado.
Las medidas draconianas que está aplicando Nayib Bukele, el recién reelecto presidente de El Salvador, para poner un alto a la criminalidad de las mafias sorprendieron por su rudeza a la opinión mundial. Miles de miembros de la siniestra Mara Salvatrucha, que hace poco tiempo ejercían un poder absoluto en los barrios más pobres del país, llegando a 18 homicidios diarios comparado con menos de tres muertes diarias actuales, han sido apresados, desnudados, esposados y concentrados en grandes construcciones penitenciarias especialmente diseñadas para retenerlos.
Hoy día, El Salvador, con el índice de encarcelados más alto de América Latina, es el país más seguro de esta zona. El gran Centro de Confinamiento construido en una zona rural, apartado a 70 kilómetros de la capital y con cupo para 40 mil reclusos, alberga a 12 mil individuos en nueve pabellones, los cuales están vestidos con ropa blanca y esposados o encadenados cuando están fuera de sus celdas bajo la incesante mirada de los guardias que vigilan día y noche.
Bukele, de 41 años de edad, hijo de un millonario de origen palestino, cumple su promesa devolviendo la paz a este país de seis millones de habitantes. Los salvadoreños llevaban décadas de sufrir las heridas de mafias dedicadas a victimar a todos sin distinción, fueran campesinos, trabajadores, estudiantes y empresarios. Secuestros, torturas y muerte eran parte de la vida de un pueblo trabajador y humillado, en donde familias enteras de todos los estratos sociales no tenían más alternativa que la de emigrar. Un gobierno tras otro llegó al poder, dejando la situación sin remediar.
El joven presidente venció el poder de las Maras y volvió la tranquilidad al campo y a las calles, retornó la normalidad. Llegaron las elecciones constitucionales y 97 por ciento votó por el presidente triunfante para un nuevo e inesperado periodo presidencial. La acción militar de Bukele contra los criminales es una guerra verdadera que goza de aceptación general.
La Escolástica clásica acepta como “justa” una guerra si se cumplen varias condiciones. Textos como la Política de Aristóteles, después en la Utopía de Tomás Moro, seguido por Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica, establecen que la guerra justa no será de agresión, sino siempre defensiva. Es declarada por la autoridad y considerada como un último recurso, debe tener buenas probabilidades de triunfar y además guardar proporción entre los medios necesarios para lograrlo con los beneficios que su éxito ofrezca. La guerra justa debe respetar los derechos humanos.
El presidente Bukele ha dado su primer paso para cumplir su promesa con la vejada sociedad salvadoreña. Faltan muchas más para realizar la esperanza nacional de convertir a cientos de delincuentes ignorantes en ciudadanos libres y valiosos, provechosos y productivos. Crear la consciencia de culpa y regeneración personal.
Un método para solucionar el problema es el de Vipassana, usado con éxito en varios países de en Asia. Se trata de una meditación colectiva profesionalmente dirigida con silencios durante varios días para la introspección, con el objeto de cambiar la psiquis de los individuos hacia el arrepentimiento. Los beneficios de la meditación Vipassana son inmediatos, observables y significativos. Los participantes asumen el desafío de aprender y practicar esta milenaria técnica de meditación que les da un sentido positivo a sus vidas. Los cursos de Vipassana se imparten regularmente en numerosos países. En México, los cursos de Vipassana se imparten en ciudades como Monterrey o la Ciudad de México. Se han ensayado en pocas cárceles.
Para el PAN la guerra contra las mafias librada en El Salvador por el presidente Bukele se deriva en varias enseñanzas. ante todo, la necesidad de que las próximas administraciones, tanto federal como locales, no vacilen en atacar con decisión la plaga criminal de las mafias incrustadas en la vida nacional.
En segundo lugar, no hay que despreciar métodos nuevos, incluso los de inspiración religiosa para impulsar la regeneración de los individuos encarcelados por alguna falta a la paz social. Ya son muchos los estados y municipios gobernados por panistas que deben replantearse la utilización de fórmulas nuevas como la meditación dirigida para resolver problemas desatendidos.
Julio Faesler Carlisle es integrante del Consejo de Plumas Azules.