En México hay pocos ciudadanos
Abril 2021
María Elena Álvarez de Vicencio
La democracia, anhelo de la modernidad, sólo puede existir con el ejercicio pleno de la ciudadanía. La Constitución señala los requisitos formales para ser ciudadanos, pero además de llenar esos requisitos, para ser ciudadano pleno se requiere ejercer derechos y cumplir obligaciones.
Hasta hace muy poco la mayoría de los mexicanos no hacían ni lo uno ni lo otro, no votaban, no pedían cuentas al gobierno, no exigían servicios públicos, es decir, no cumplían con el requisito ciudadano de ejercer sus derechos. Tampoco han cumplido con la segunda condición de ciudadanía, que es asumir ciertas obligaciones, como pagar impuestos, vigilar las cuentas y acciones del gobierno, cuidar los recursos públicos y participar en la solución de los problemas comunes.
Últimamente, los mexicanos y las mexicanas han empezado a cumplir algunos requisitos de ciudadanía, se organizan cada vez con más eficacia para exigir sus demandas, presionan para conseguirlas interrumpiendo el tránsito. Poco a poco las facultades ciudadanas se van ejerciendo, confundiendo los por qués y los cómos; en este aprendizaje de ciudadanía se cometen excesos y al defender los derechos individuales, en ocasiones, violan los derechos de los demás.
Si todas las demandas fueran planteadas por personas informadas y concientes de lo que van a pedir, podría ser benéfico para fortalecer la toma de conciencia y la participación ciudadana, sin embargo, en estos eventos, con algunas excepciones, los participantes no saben bien a lo que van, son utilizados por líderes que tienen propósitos personales o de un grupo, y los “ciudadanos”, en general, es poco lo que obtienen; a veces es sólo un viaje a la capital, una escasa remuneración económica y, en ocasiones, sólo algo de alimentos, pero no se produce ningún avance en el crecimiento hacia la plena ciudadanía; por el contrario, esto los aleja y vacuna contra lo que sería el ejercicio ciudadano para llegar a considerarse personas con derechos frente a las autoridades.
Respecto a la otra característica, la conciencia de tener responsabilidades que cumplir para con su ciudad y su país, la situación es aún más grave; si no conocen lo que tienen derecho a recibir del gobierno, por qué razón van a cooperar con él pagando impuestos, cuidando los espacios comunes o participando en tareas comunitarias o solidarias. Esta realidad da como resultado el abandono de todo lo que no sea el interés estrictamente personal.
Cambiar esta realidad requiere romper atavismos ancestrales, pero es urgente hacerlo, pues de lo contrario no se dará el cambio real en México. Para lograrlo se requiere informar y formar a los mexicanos desde niños, para que lleguen a ser ciudadanos plenos.
Esta formación habrá de iniciarse en la educación básica. El hecho de que la materia de formación cívica se haya eliminado de los programas escolares ha dejado a tres generaciones de mexicanos sin haber tomado conciencia de que México, al ser su patria, debe ser conocido no sólo en el mapa sino en el funcionamiento de su gobierno.
Los textos escolares ya incluyen la materia y ahora hay que recuperar el tiempo perdido. Es necesario que según la edad tomen conciencia de la realidad económica y social, así como se interesan por su equipo de futbol deben saber qué lugar ocupa México en el mundo respecto a la media de educación, del ingreso, del empleo, de la salud, para que se motiven a participar, en la medida de sus posibilidades, en la solución de los problemas que la aquejan. Actualmente, se trabaja en las escuelas para que los niños tomen conciencia sobre el cuidado del agua, de los bosques y sobre el manejo de la basura, también necesitan saber cómo se elije a sus gobernantes, quiénes son, qué responsabilidades tienen y cómo pueden contribuir para alcanzar mejores resultados en las políticas públicas de su ciudad. Los adultos también tienen que interesarse.
La educación básica debe abordar el tema de la solidaridad para despertar en los niños y jóvenes su deseo de ayudar a los que lo necesitan. Mucho serviría dar reconocimientos a quienes hayan realizado acciones en favor de los demás, ya sea en situaciones críticas o en problemas de la vida diaria; el ejemplo enseña aprendiendo de otros, hay que dar a conocer las buenas acciones.
Formar ciudadanos conscientes y solidarios es una tarea que el gobierno, las familias y los ciudadanos tendrían que realizar permanentemente para lograr que cada vez más mexicanos cumplan sus responsabilidades y exijan sus derechos.
La realidad es que en nuestro país falta mucha labor dirigida a formar la conciencia ciudadana y esto es difícil lograrlo cuando más de la mitad de la población no tiene satisfechas sus mínimas necesidades y si los niveles de educación apenas cubren lo básico. En un país de desnutridos y desinformados no puede haber ciudadanía, pero hay que trabajar en su formación porque sin ciudadanos no hay democracia, ni justicia.
¿Has participado en alguna actividad para mejorar tu comunidad? Si lo has hecho, ¿cuáles fueron los logros y cómo te sentiste? Si no has participado, ¿cuáles han sido las razones?