Discurso, gradualidad y acciones por el bien de México
Abril 2023
Andrés Castro Cid
Los discursos de Abel Vicencio Tovar en la Cámara de Diputados reflejan, a través de cuatro legislaturas, la situación que reinaba en esa época de transición, en la que el país dejaba la etapa del partido único y se iniciaba la apertura democrática. De esta forma se describe la importancia de este poderoso orador, certero, congruente, provocador, inteligente y analítico, pero sobre todo valiente, en la vida política de este país.
Abel Vicencio es considerado un demócrata que detectó el camino que debía seguir nuestro país, una ruta gradual encaminada a alcanzar la democracia con instituciones fuertes que debían ser construidas.
A este gran panista se le han reconocido muchas cosas, entre ellas, poner sus virtudes a disposición del fortalecimiento interno del Partido y construir las bases democráticas del país.
Lo que queda claro con el libro Transformando a México, Discursos Parlamentarios, como lo describió de una manera precisa Jorge Lara Rivera, quien estudió de manera precisa los discursos de este gran “tribunista” panista, es que “conjugaba las tres virtudes del buen orador que refieren Aristóteles y Cicerón: el Ethos, congruencia, impronta e imagen a toda prueba; un Logos, que es el contenido intelectual, y un Pathos que tocaba fibras sensibles con sus compañeros y opositores, fue un parlamentario de peso completo”.
Hoy día esta extraordinaria compilación cobra relevancia, pues en aquella época de los años 60´s a los 90´s se luchaba contra el autoritarismo del PRI, contra esa dictadura perfecta, como la calificó Mario Vargas Llosa. Ahora, en pleno 2023, ha surgido lo impensable: una versión renovada de ese antiguo régimen, un nuevo partido en el poder con esas deleznables prácticas llamado Morena.
Más allá de que se hable de esa similitud entre las acciones emprendidas por el PRI en aquellos años y lo que se plantea hoy día con Morena, basta leer al libre albedrío uno de los discursos que contiene esta obra. Para ejemplificar cito la denuncia que hizo sobre los electores fantasmas:
“Yo considero que el voto es rechazo o es apoyo, pero que es, fundamentalmente, obra del hombre que se eleva y que trasciende la limitación de su propia personalidad, para dejar en los organismos que lo alienta y el espíritu que lo eleva. Eso y no otra cosa, señores, es el voto”.
De forma inteligente, don Abel Vicencio, durante sus discursos, exponía sus señalamientos fundados en la doctrina del PAN: “La definición de los valores y doctrina de Acción Nacional sobre estos acontecimientos, robos electorales, hoy conocidos como urnas embarazadas que causan revuelo e inquietud en las galerías”.
Vicencio Tovar ya perfilaba la desaparición del Colegio Electoral por su clara inoperancia, nula confiabilidad y lo expresaba con una potente retórica.
“Cuestionamientos en cuanto a la confiabilidad del Colegio Electoral: El problema fundamental es, fue y por desgracia sigue siendo la falta de confianza del pueblo en los procesos electorales y en los jueces que van a decidir en última instancia respecto de esos procesos electorales”.
Ante la indignación de los priistas por sus acusaciones, Vicencio Tovar restregaba aquella rancia realidad pues, en principio, el proceso (electoral) está viciado de origen. Juez y parte el Gobierno federal, acusaba la existencia de un padrón totalmente desarticulado e ineficiente, más que instrumento para la elección era una trampa para recoger votos nulos o para evitar votos auténticos.
Es importante señalar que esta obra es por demás rica en enseñanza, en contenido y todos los discursos son valiosos, pero hay una exposición en particular que destaca por el momento histórico en que se pronunció. En tribuna, don Abel Vicencio cuestionó la legitimidad del triunfo de Carlos Salinas de Gortari en aquel 1988.
“¿Qué es lo que ocurre cuando un grupo que llega al poder, por las armas o por cualquiera histórica, decide convertirse en partido? Para que, obviamente, quien tal hace, quien en esta forma se organiza tiene como propósito fundamental, yo diría en ocasiones único, la conservación del poder. Consecuentemente, cualquier decisión democrática o no democrática que se tome, cualquier acto de su vida política, tiene que estar regido directamente a la consecución de su fin, que todos los días tiene que rehacerse porque todos los días tiene que seguir alcanzando el poder que se va modificando con la vida política”.
Durante este destacado discurso, Abel Vicencio da una cátedra sobre la legitimación en el ejercicio.
“Pero qué difícil, señores diputados, qué difícil convertir los agravios de generaciones, los resabios, las indignaciones, por las agresiones electorales y de toda índole, qué difícil convertir todo ello en participación y en colaboración y en solidaridad con el Gobierno”.
Los discursos pronunciados en tribuna por don Abel son bastos, diversos: desde la exigencia para rendir cuentas y denunciar actos de corrupción hasta propuestas para el fortalecimiento del servicio público, todo ello encaminado a la construcción de un mejor México, de manera gradual, desde la oposición.
Los discursos parlamentarios de Abel Vicencio Tovar describen perfectamente la personalidad de este gran panista y así lo describen sus hijos Armando y Abel Vicencio en el prólogo de esta compilación: “Abel fue un hombre más de acción, pero la profundidad de sus reflexiones se ve reflejado en el contenido de sus discursos que siempre normaron su actuar y sus decisiones políticas en favor del bien de México”.