La historia en manos jóvenes

Enero 2022

Déborah Martínez

La Nación

Los jóvenes han sido factor de cambio, el peso definitorio que inclina la balanza, el motor de la historia. Ejemplos sobran y para muestra de ello, dos botones: el 68 en nuestro país y la primavera árabe. En ambos momentos históricos los jóvenes fueron pieza clave.

Hace más de 50 años, en México, jóvenes universitarios tomaron las calles y las plazas exigiendo el fin de los gobiernos autoritarios que los reprimían y donde la libertad de expresión era casi un acto delictivo. Aquella persona que quería expresarse era atacada e intimidada por la autoridad, es por eso que las protestas acabaron con sangre y aquellos dictadores, lamentablemente, continuaron en el poder. Un respiro en nuestro país se llevó a cabo con la alternancia que llegaría en el 2000 de la mano de Acción Nacional y de los jóvenes, en donde además de un cambio de régimen hubo una apertura a las voces que nunca fueron escuchadas, pudimos vivir el preludio de la libertad de expresión por parte de la ciudadanía, pero principalmente de los jóvenes.

En el mundo hemos sido testigos de sucesos históricos protagonizados por los jóvenes, tal es el caso de la “Primavera Árabe” que nos muestra el poder de los jóvenes y de las nuevas herramientas tecnológicas. Desde las calles, las plazas y ahora desde la palma de sus manos, los jóvenes pusieron en jaque al gobierno. La voz de miles de jóvenes se hizo escuchar y tuvo eco, literalmente, en cada rincón del mundo. Los jóvenes, una vez más, demostraron su fuerza y su capacidad de marcar un antes y un después, de escribir ellos mismos la historia.

Hoy, sobre México se cierne, una vez más, la sombra del autoritarismo, en donde nuevamente se percibe una atmósfera de hostilidad e intimidación a todo aquel que no comparta y no coincida con el modelo del gobierno actual. La ambición dictatorial de un solo hombre está teniendo como consecuencia el desplazamiento y el silencio a la fuerza de las voces de hombres y mujeres que quieren decir lo que muchos otros más pensamos. Las instituciones están siendo destruidas, secuestradas por hombres y mujeres de ideas viejas y oídos sordos. Una vez más la voz de los jóvenes, sus ideas innovadoras, están siendo aplastadas por el peso de unos cuantos.

Acción Nacional, una vez más, tiene la oportunidad de reescribir la historia, de cambiar el rumbo de México. Para esto, los jóvenes son pieza fundamental y con esto la vida pública depende mucho de la decisión e injerencia que tengan los jóvenes en la sociedad. El desentendimiento que existe en la gente joven es muy grande, no es suficiente el interés que se tiene en la vida democrática del país en los jóvenes. El reto no es menor. La apatía, el desinterés y el descrédito son los obstáculos a vencer.

Acción Juvenil ha sido, es y será el semillero de las y los líderes de nuestro Partido y de México. Sin embargo, el trabajo más importante está en los municipios, en las colonias y en las calles de nuestro país. Los liderazgos de nuestro juvenil deben ser capaces de encender los corazones de esos jóvenes, ahí, directo en sus casas, preparatorias y universidades.

La misión es demostrar que Acción Nacional les ofrece la mejor visión de país. Es en nuestro proyecto de nación donde la persona es el centro de todo, en donde cada acción va encaminada a salvaguardar y enaltecer la dignidad humana. La persona como fin. Es nuestro proyecto donde todos sus sueños tienen cabida y posibilidad de realizar. Más y mejores universidades, más y mejores posibilidades de emprender, más y mejores oportunidades laborales, más y mejores ciudades para una vida más plena y humana. Todo eso ofrece nuestro proyecto a los jóvenes. El reto es llevarlo a cada uno de ellos.

Veo con optimismo el reto. Sólo con democracia podemos fomentar la democracia y Acción Juvenil es de los mejores ejemplos de la vida interna de nuestro Partido. Aquí los jóvenes eligen a sus dirigentes. Que todas y todos los jóvenes lo sepan: aquí su voz cuenta y aquí sus sueños se pueden hacer realidad. Sólo con hechos podemos recuperar la credibilidad. Que los jóvenes sepan que aquí no sólo serán dirigentes internos, sino líderes en los gobiernos y los espacios legislativos del Partido.

Ocupemos las redes sociales para llevar todos estos mensajes a cada uno de las y los jóvenes del país. Esta Secretaría Nacional es consciente de esta gran oportunidad. La labor está sí en el encuentro cara a cara, pero también en el encuentro digital. Si bien nuestra misión es la misma -construir una patria ordena y generosa y una vida mejor y más digna para todos-, nuestros mensajes y nuestros canales de comunicación deben ser diferentes, deben ser aquellos que hoy están vivientes, deben ser las redes sociales. Estas herramientas digitales han democratizado el poder. Tomémoslas, hagámoslas nuestras con estrategia e inteligencia. Este es el reto y hacia el enfocaremos toda nuestra energía y lo mejor de nuestros talentos. Conquistaremos los corazones, uno a uno, desde la palma de sus manos.

 

Déborah López Martínez es Secretaria Nacional de Acción Juvenil.

La nación