Sexenio perdido en política exterior

Octubre 2024

Jeraldine Pérez Mondragón

La Nación

El sexenio de López Obrador inició anunciando que la mejor política exterior sería la interior, y no nos engañó, terminó siendo uno de los sexenios más desastrosos en esta materia. Nos dejó muy mal a nivel mundial, tuvo dos secretarios que únicamente se caracterizaron por poner a México del lado incorrecto de la historia y ver por intereses personales. Como cada gobierno delimitar los intereses del país de acuerdo a lo que consideran debe de cambiarse o mejorarse, el Ejecutivo morenista se inclinó hacia un “acercamiento” con América Latina, un intento de alejamiento con Estados Unidos y un aislacionismo del mundo demócrata y coherente con temas tan claros como la invasión de Rusia a Ucrania.

En este artículo haremos un breve repaso de tan solo algunos de los momentos más vergonzosos para nuestro país durante lo que bien podemos llamar un sexenio perdido en política exterior.

Como ya es costumbre los partidos populistas de izquierda de la región, como por ejemplo Cuba o Venezuela, tienen una pelea eterna con lo ocurrido en la Conquista, para ellos no ha quedado atrás. Desde el principio López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez enviaron cartas tanto a España como al Vaticano solicitando disculpas por lo ocurrido en ese momento y por el daño a los pueblos originarios. En ninguno de los dos casos obtuvieron una respuesta, no por falta de protocolo o por gestión diplomática, simplemente porque no lo amerita ni lo ameritará. Sin embargo, esto influyó en la relación bilateral con uno de los socios comerciales más importantes de la Unión Europea, que culminó en el terrible “faux pas” de excluir al Rey a la invitación de toma de protesta de Claudia Sheinbaum. Hay un largo camino que recorrer para reparar el daño hecho a esta relación bilateral.

El asilo político del boliviano Evo Morales en México provocó que la relación con este país se viera fuertemente afectada, pues contrario al escudo de la no injerencia, que él utilizó, intervino de manera directa con la situación política en Bolivia y atacó de manera frontal a la entonces presidenta Jeanine Áñez, situación que terminó por romper las relaciones, junto con el nombramiento de persona ‘non grata’ de la embajadora María Teresa Mercado en ese país.

Uno de los momentos más vergonzosos fue cuando el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre la protección a periodistas y activistas en México, pues se convirtió en uno de los países más peligrosos y el enojo fue de tal magnitud que junto con un grupo de sus más leales escribieron una carta a los eurodiputados llamándolos “borregos” y “reaccionarios” de la oposición.

Se peleó también con Austria por el Penacho de Moctezuma y con Panamá porque rechazó el nombramiento de un acosador como embajador.

Perú no quedó fuera de la lista, con el intento de golpe de Estado del entonces presidente Pedro Castillo para escaparse de la justicia y con el que se había acordado un asilo político en la embajada mexicana a la que afortunadamente nunca llegó. López Obrador se negó a reconocer que Dina Boluarte asumió la presidencia y no se cansó de decir que había usurpado el cargo y que Castillo era un perseguido, situación que detonó en la expulsión del entonces embajador mexicano, Pablo Monroy, declarado también persona ‘non grata’.

Asimismo, criticó durante meses al presidente argentino Javier Milei y señaló que el Fondo Monetario Internacional había puesto trabas para afectar al gobierno de su amigo Fernández, nunca reprobó las terribles políticas que tenían a Argentina sumida en una crisis económica. Finalmente, Milei terminó calificándolo de ignorante.

Uno de los problemas más graves y que terminó en un litigio internacional fue el de Ecuador. México concedió asilo político al ex vicepresidente Jorge Glas, sentenciado a 14 años de prisión por casos de corrupción. El gobierno ecuatoriano solicitó de diversas maneras que entregaran a Glas, pues no era un perseguido político, era un prófugo de la justicia y tenía que cumplir sus condenas en la cárcel. La situación escaló de una manera tan negativa que la policía ecuatoriana irrumpió en la embajada mexicana y se anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas. Y es que si bien, el allanamiento sin duda alguna violaba la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, el gobierno ecuatoriano insistió en que no había manera de que se le otorgara un salvoconducto a alguien que pretendía evadir a la justicia.

Por supuesto, hubo constantemente un discurso del respeto de la soberanía dirigido hacia Estados Unidos, al mismo estilo de Castro en Cuba o de Chávez en Venezuela, el ‘antiyankismo’ se hizo presente en el sexenio. Un gran error y problema considerando que no sólo compartimos una de las fronteras más grandes y más transitadas. Pero el discurso cambió según el presidente y según el canciller; López Obrador realizó visitas de Estado, pero siempre con una agenda limitada, no dudó en llamar ‘mequetrefes’ a congresistas o bien minimizar reportes oficiales considerando que como afectaban a su gobierno o mostraban cifras reales de la situación en México optaba por calificarlos como ‘bodrios’.

En la fallida estrategia de seguridad, optó también por lastimar la cooperación bilateral de agencias de inteligencia incluyendo por supuesto a la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), no aceptó que en México hay un problema que lamentablemente creció durante su presidencia, el crimen organizado se convirtió en un instrumento de poder muy importante que impactaba a nivel de tráfico de drogas, de personas y por supuesto en otros puntos de la agenda bilateral.

El tema más básico e importante es nuestro tratado comercial con Canadá y Estados Unidos, el T-MEC, que evolucionó y se presentó como uno de los mejores tratados a nivel mundial, en el cual se habían puesto reglas claras y precisas para otorgar beneficios a los tres países, y hoy está en riesgo.

López Obrador, mal entendió todo el tiempo el artículo 89 fracción X de nuestra Constitución, se burló y usó a modo los principios de política exterior, México ha tenido uno de los momentos más vergonzosos a nivel internacional, puso de lado a los países democráticos y se alió por completo con los dictadores de la región, le puso alfombra roja al dictador venezolano, Maduro, para una reunión de la CEPAL; condecoró al autoritario cubano Díaz-Canel, nunca condenó de manera firme la invasión de Rusia a Ucrania, al contrario invitó a sus soldados a participar en nuestro desfile de Independencia, los cancilleres tuvieron participaciones de muy bajo nivel en las Asambleas Generales de la ONU.

La nación